Los planes de inaugurar un templo dedicado a Lucifer cerca de Porto Alegre, Brasil, han generado un fuerte rechazo entre las autoridades locales y amenazas contra los fundadores. El santuario, que ocupa cinco hectáreas en una zona rural de Gravataí y pertenece a la Nueva Orden de Lucifer en la Tierra, pretende albergar una estatua de 5,5 metros de altura y más de una tonelada del demonio. Esta agrupación, vinculada a la religión afrobrasileña Quimbanda, asegura que no promueve la maldad, sino que busca explorar las deidades demonizadas por el cristianismo. Sin embargo, la inauguración fue suspendida por un tribunal debido a la falta de permisos y la inseguridad generada por la controversia, en medio de la creciente oposición de los residentes y los comentarios en redes sociales. Los líderes del templo han denunciado amenazas y han optado por mantener en secreto la ubicación del lugar mientras se evalúa una nueva fecha para la apertura.
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